Se rompe la narrativa: la AIE redefine el futuro de la energía

El final se acerca — no para el mundo, sino para el complejo industrial del clima, cuyo declive ha sido provocado principalmente por la realidad innegable de la economía energética en los países en desarrollo.

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Vijay Jayaraj 
Fecha: 26 de noviembre 2025

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El World Energy Outlook 2025 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) se lee como un obituario de la fantasía de la descarbonización global. Reconoce la verdad innegable de que las naciones que priorizan la prosperidad deben abrazar sin disculpas el carbón, el petróleo y el gas natural.

Durante años, la AIE y los centros de pensamiento occidentales insistieron en que los hidrocarburos estaban en declive estructural, prediciendo una caída fatal de la demanda después de 2030. Sin embargo, en el mismo documento destinado a medir el avance hacia un objetivo absurdo de “cero neto”, la AIE admite que la demanda de petróleo y gas natural continuará creciendo más allá de 2035 y podría no alcanzar su pico hasta 2050.

La clave del informe es que los mercados emergentes —excluyendo a China— se están convirtiendo en los principales motores del crecimiento del consumo energético global. Este es un cambio estructural enorme. El rumbo de los mercados energéticos ya no será dictado por las políticas de París, Berlín o Washington, sino por las decisiones soberanas de países cuyos ciudadanos ansían una vida mejor.

Se prevé que la India tenga el aumento más rápido del consumo energético entre todos los mercados emergentes, con un sólido crecimiento promedio del 3% anual hasta mediados de siglo. El petróleo y el gas natural cubrirán una gran parte de este aumento. El uso de petróleo en la India se proyecta que suba de 5,5 millones de barriles diarios en 2024 a 8 millones en 2035, impulsado por el crecimiento de la aviación, la propiedad de vehículos y la producción de plásticos y productos químicos.

Pero el factor decisivo es la adopción del carbón en la India y en Indonesia — hasta hace poco considerado un vestigio del pasado. Durante los próximos 40 años, las dinámicas de este combustible fósil serán definidas en los directorios de Nueva Delhi y Yakarta.

La demanda de carbón del sector industrial indio aumentará en un asombroso 60% para 2035. Casi una cuarta parte de la nueva producción mundial de acero está planificada para la India y el Sudeste Asiático, con una producción que prácticamente se duplicará para 2035.

En Indonesia, la demanda industrial de carbón aumentará más del 45% en el mismo período. Fábricas, fundiciones de níquel y plantas químicas —el eje de su auge manufacturero— están consumiendo cada vez más energía.

Quizás las cifras más reveladoras de la AIE sean las del crecimiento del consumo eléctrico per cápita. El de la India y el de Indonesia aumentarán un 80% y un 70%, respectivamente, para 2035. Estos aumentos son impulsados por aire acondicionado, electrodomésticos, urbanización y un crecimiento demográfico implacable. En Indonesia, las extensiones de la red eléctrica se han casi duplicado, añadiendo cerca de 1 millón de kilómetros de nuevas líneas en una década.

La AIE señala que la India cumplió su objetivo de capacidad eléctrica no fósil para 2030 cinco años antes de lo previsto, y sin embargo los combustibles fósiles siguen proporcionando la mayor parte de la generación flexible y despachable. ¿Por qué? Porque las llamadas renovables siguen siendo intermitentes, y solo los combustibles fósiles, junto con la energía nuclear, pueden garantizar la fiabilidad que requiere la industria y que espera toda sociedad moderna.

Para la India, Indonesia y muchos otros países, el carbón es un garante de ascenso industrial; y podría convertirse en un elemento clave para el desarrollo de centros de datos en ciudades indias ya dominadas por la tecnología.

Para los países en desarrollo, las amenazas principales provienen de la privación energética y del estancamiento económico, no de pronósticos ideológicos de un apocalipsis climático. Los líderes serios no apostarán por tecnologías inconstantes como la eólica y la solar para perseguir la fantasiosa utopía “libre de carbono” de las élites occidentales. Hay demasiado en juego.

(Traducido al español para Clintel Foundation por Tom van Leeuwen.)

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Vijay Jayaraj

Investigador asociado en CO₂ Coalition, Fairfax, Virginia. Posee una maestría en ciencias ambientales por la Universidad de East Anglia y un posgrado en gestión energética por la Universidad Robert Gordon (Reino Unido), además de una licenciatura en ingeniería por la Universidad Anna (India).

Este artículo fue publicado originalmente en American Thinker el 25 de noviembre.

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