La temporada mundial de ciclones tropicales de 2025 desmonta la histeria climática

Al observar el panorama global completo de los ciclones tropicales en 2025, las tendencias de la temporada socavan las afirmaciones exageradas sobre «tormentas cada vez peores» y nos recuerdan que la histeria climática con demasiada frecuencia va muy por delante de los hechos.

Climate Intelligence (Clintel) is an independent foundation informing people about climate change and climate policies.

Joe Bastardi
Fecha: 13 de diciembre de 2025

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Los ciclones tropicales se han convertido en una ficha más del juego del cambio climático antropogénico. Si alguna vez quiere medir el grado de engaño e ignorancia, aquí tiene un buen indicador. Mi objetivo es mostrar la realidad global de esta temporada en los trópicos para contrarrestar la propaganda —lamentablemente presente en ambos bandos, aunque mucho más en el alarmista—. El presidente Trump no detuvo los huracanes este año, pese a algunos comentarios que he visto en redes sociales. A estas alturas, nunca sé quién habla en serio y quién bromea. Y la ausencia de impactos de huracanes no es más una prueba de cambio climático que los años con múltiples impactos.

No utilicé el «cambio climático» como argumento en el pronóstico del 7 de diciembre de 2023, cuando advertí de una temporada infernal para Estados Unidos en 2024, ni tampoco lo utilicé en el pronóstico de este año, que era claramente menos extremo que el del año pasado (y que, por cierto, terminó siendo muy inferior incluso a esa previsión).

En primer lugar —y ya lo señalé anteriormente—, el centro geográfico de la mayor concentración real de ACE (Accumulated Cyclone Energy / energía ciclónica acumulada) en relación con la media de este año terminó situándose a unos 350 kilómetros al este-noreste de lo que habíamos estimado. Siempre he dicho que el juego de los números, en sí mismo, no significa gran cosa; lo que realmente importa es quién recibe el impacto. Pero todo el mundo se obsesiona con los números. Para mí, eso es como comparar el pickleball con el tenis de verdad.

Así que nuestra previsión de impacto para Estados Unidos fue excesiva este año, a diferencia de la del año pasado, que se hizo con mayor antelación. La razón es sencilla: pensé que la concentración de trayectorias se produciría más al oeste. Aun así, los daños causados por tormentas sin nombre y por sistemas que permanecieron mar adentro pero afectaron a las playas fueron considerables. En Carolina del Norte, 16 viviendas acabaron en el mar. En 2011, cuando el huracán Irene, de categoría 2, golpeó la costa del estado, solo seis casas cayeron al mar. Así que las tormentas sin nombre —una de ellas debería haber sido nombrada— hicieron su trabajo destructivo este año.

Por supuesto, quienes atribuyen todo al cambio climático antropogénico señalarán esto como prueba de que tienen razón respecto al aumento del nivel del mar. El contraargumento es simple: todas permanecieron mar adentro, y si se construye una casa sobre una barra de arena, los problemas son inevitables.

Ahora bien, observe el gráfico siguiente y verá cómo se puede manipular el relato.
Los escépticos dirán: por debajo de la media, todo en alta mar.
Los alarmistas dirán: más huracanes mayores que la media y un ACE por tormenta superior a la media.

Por cierto, ese es precisamente el nivel que teníamos en la década de 1950, ya que el ACE por tormenta ha disminuido porque hoy nombramos muchas más tormentas. El ACE total está por encima de lo normal, pero los días de tormentas nombradas, los huracanes y los días de huracán están todos por debajo de la media.

Los gráficos que se muestran a continuación proceden del National Hurricane Center y del Joint Typhoon Warning Center, tabulados por la Universidad Estatal de Colorado.

Así que se puede jugar a este juego en uno u otro sentido y buscar titulares rápidos, pero al final es mucho ruido y pocas nueces. Y dado que la gran mayoría de los medios meteorológicos se centran en el Atlántico e intentan equipararlo al cambio climático, conviene recordar que es el Pacífico occidental el verdadero canario en la mina de carbón, y apenas recibe atención salvo cuando aparece un supertifón.

Cuando se observa el Atlántico con el mayor índice ACE de un periodo de diez años, se alimenta la histeria climática. El ACE medio del Atlántico es de 122,5 por año, lo que, tomado de forma aislada, parece impresionante. El problema es que el ACE medio por tormenta es más de dos puntos inferior al de los años cincuenta, lo que significa que la tormenta media es más débil. En aquella época se nombraban menos tormentas, pero en promedio eran más fuertes. Así que cuando una pequeña tormenta de retroalimentación se intensifica de repente, los gritos de que «las tormentas se están volviendo más fuertes» deberían atenuarse con una mirada al pasado (y con una adaptación de nuestras escalas de potencia e impacto, donde el tamaño sí importa).

Pero observe el Pacífico occidental en los años cincuenta, teniendo en cuenta que su ACE medio es 2,5 veces mayor que el del Atlántico.

Eso es una locura.

Y ahora observe los últimos 20 años.

Esto es impresionante, y si alguien pretende hacer una afirmación climática seria, debería ponderar mucho más lo que está ocurriendo en el Pacífico occidental. Esto afecta a la actividad global, y el resultado es claro: la actividad global está por debajo de lo normal.

El Atlántico fue la única cuenca por encima de la media.

tropical.atmos.colostate.edu/Realtime/

El Pacífico occidental, muy por debajo de la media.

tropical.atmos.colostate.edu/Realtime/

Y ahí lo tiene: el panorama global.

tropical.atmos.colostate.edu/Realtime/

Toda esta histeria sobre tormentas cada vez peores es selección interesada de datos y una negativa a mostrar el cuadro completo. Exactamente lo que haría alguien que quiere ocultar la verdad en su conjunto. Además, dado el predominante enfoque de «somos un solo mundo» en la comunidad climática, ¿no es preferible que las regiones más pobladas del planeta no estén siendo golpeadas con mayor dureza?

Si realmente se quiere hacer una afirmación climática sobre la actividad tropical, debería ponerse el foco en dónde se producen las tormentas más grandes y más intensas. El Atlántico, insignificante en comparación con el Pacífico occidental, intenta compensar, pero no lo consigue.

He propuesto explicaciones relacionadas con un calentamiento distorsionado que dispersa la energía, reduciendo su concentración en los trópicos y, por tanto, el movimiento ascendente (como muestra la menor nubosidad). Pero ese no es el objetivo de este artículo. El objetivo es señalar que gritar «no hubo impactos, viva mi equipo», y que otros respondan «retroalimentación más rápida, el mundo se va al infierno», trivializa el panorama general, que yo observo desde una perspectiva global, especialmente porque el Indo-Pacífico es crucial.

No existe ninguna hada mágica del CO₂ controlando todo esto. El resultado real, a escala global, a medida que el mundo se calienta, es ningún cambio o incluso menos actividad. En el Pacífico occidental ha disminuido, de hecho, mucho. Si a eso se le suma que este año Estados Unidos no recibió impactos, lo único que puedo decir a los alarmistas climáticos es: mejor suerte el año que viene (ah, espera, se aproxima un El Niño… quizá el Pacífico occidental se reactive y puedan usarlo).

La única manera de elevarse por encima de todo esto es sencilla: si te gusta el tiempo, disfrútalo, porque es el único tiempo que tienes.

Climate Intelligence (Clintel) is an independent foundation informing people about climate change and climate policies.

Este artículo fue publicado anteriormente en cfact.org.

(Traducido al español para Clintel Foundation por Tom van Leeuwen.)

Sobre Joe Bastardi

Joe Bastardi es un pionero en el estudio de fenómenos meteorológicos extremos y en la predicción a largo plazo. Es autor de The Climate Chronicles: Inconvenient Revelations You Won’t Hear From Al Gore — and Others, disponible en la librería de CFACT. Su libro más reciente, The Weaponization of Weather in the Phony Climate War, puede encontrarse aquí.

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November 27, 2025|Categories: News|Tags: , |
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